31/5/09

Finalista en concurso de poesía



Me han comunicado que he resultado finalista del VII Certamen Internacional de Poesía "La lectora impaciente" con el poema "Acetoilbib". El fallo del jurado se hará público en breve. Esta noticia me alcanza en un momento propicio, pues estoy ultimando un nuevo poemario donde indago en construcciones que juegan con la tipografía y rompen los convencionalismos poéticos... Algo que ya se observa en el poema seleccionado.

Al mismo tiempo acabo de terminar de revisar la versión de El Paso 2010. Apenas he introducido leves modificaciones, que, tras las aporteciones de aquellos que colaboramos en esta representación vivencial, podrían ser alguna más.

En esta misma línea, las necesidades de nuestro grupo de teatro me han impulsado a escribir otra obra con vistas a su representación, acompañando a Las palabras en la arena, de Buero Vallejo. Ambas son de temática histórico-religiosa, y están contextualizadas en la vida de Jesús. Yo he optado por tomar la traición de Judas como argumento, intentando abandonar el tópico económico, humanizando el personaje y buscando unas motivaciones más complejas. De alguna manera se lo debo a las valiosísimas revelaciones de Fernando; ha sido él quien me ha obligado a reconstruir el mito. Ya está en fase de revisión. Es muy probable que el año próximo podáis ver el resultado en escena...

Poco más que añadir, sólo rememorar la cena del viernes, donde el grupo de teatro del colegio nos despedimos. Ha sido un año intenso y fructífero que para much@s de ell@s supone el final de una etapa. La verdad es que han dejado una huella profunda en el grupo... Espero que la senda que comienzan sea tan buena o mejor que la que acaban. Lo mismo deseo envío a mis alumn@s que terminan el rito de paso de 2º de Bachillerato. Elegid siempre el camino menos transitado...


Two roads diverged in a wood, and I-
I took the one less traveled by,
and that has made all the difference.
Robert Frost

22/5/09

De vivis et mortuis



María Luisa Bombal: la amortajada.

Que observa desde la muerte mientras recuerda su vida pasada.

Reflejo apagado de aquellos instantes que conforman una existencia.

Y en la serenidad de la muerte, poder observar los momentos que delimitan cada tramo del camino, cada elección en las encrucijadas, cada vagar sin rumbo, cada esfuezo y cada descanso.

Es tan fácil vivir y tan difícil ser consciente del instante; como beber con la intensidad apasionada del sediento, del condenado.

Y Maria Luisa Bombal nos somete bajo lo fantástico, bajo la visión apagada de quien ya no vive, bajo las cenizas del fuego de la memoria y del olvido. Su narración, portentoso cincel de emociones a través del cuerpo trémulo de sus personajes, nos subyuga con un estilo vagamente preciso que roza lo lírico y se sumerge en lo sensorial, en el estremecimiento de los deseos frustrados, de los sueños incumplidos. Mujeres sometidas, desposeídas, que se sumergen en su vida interior porque no queda en ellas más escapatoria que la imaginación, del recuerdo, del anhelo de la desaparición.

Y la omnipresente muerte, presencia ni plácida ni hostil, sino cotidiana y necesaria y, en último extremo, liberadora.

A pesar de su escasa producción en prosa, María Luisa Bombal, precursora del realismo mágico, quiebra la barrera de lo literario, indaga en la construcción de la mujer, abandonada y solitaria, víctima de las circunstancias sociales.

Es la imagen de las alas arrancadas.

Vemos así, en los ojos de la amortajada, el pálido brillo de lo que somos; el tenue reflejo de lo que seremos.


Y comprendió lo que era el alma, y la admitió tímida, vacilante
y ansiosa, y aceptó la vida tal cual era: efímera misteriosa e
inútil, con su mágica muerte que tal vez no conduce a nada.

María Luisa Bombal.

14/5/09

El recuerdo de Pizarnik


No existe voz poética comparable a la de la extraordinaria poetisa argentina Alejandra Pizarnik.

El poder de las imágenes que pueblan su universo poético conforma los contornos de un dolor dotado de plasticidad y vivencia, donde poemas cenicientos se desmenuzan en versos impregnados de una tristeza acuosa y nocturna; de un sufrimiento sombrío y nebuloso; de la fortaleza de una fragilidad espectral y calcárea.
La muerte, omnipresente en la vida y la obra de Alejandra, trasciende los poemas. Es un grito que resquebraja las paredes de la vida y de la muerte arrojándonos al abismo literario de la existencia.


De muerte se ha tejido cada instante


Es sorprendente el destino trágico de las geniales escritoras del siglo XX: Sylvia Plath, Virginia Woolf, Alejandra Pizarnik, Julia de Burgos. Acaso en su palabra escrita florecen las llamas invernales de la eternidad.

Sí, hoy he recordado un verso de Alejandra...
Que me obliga a desearla de nuevo
y revivir el placer de su lectura.

Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan


Alejandra Pizarnik

2/5/09

Finis dramatis




En efecto, podemos dar por concluida la temporada teatral.

El fin de semana pasado representamos Pic-Nic y (De)Formación militar. Aunque las críticas fueron buenas (a ver qué van a decir... Je, je), podemos asegurar que la gente se reía bastante. Ha sido mi segundo estreno como escritor dramático. El primero fue la hagiografía de la patrona de la parroquia, santa Rosalía. De aquello hace ya unos quince años. Gracias a aquella obra, entré en el grupo. Muchas obras hemos representado desde entonces, y en todas ellas, más que menos, he actuado: Llama un inspector, La llave en el desván, La casa de los siete balcones, Melocotón en almíbar, Lo que María guardaba en su corazón, La tercera palabra, La muralla.

Ahora vuelve a comenzar otra vez el proceso: elegir obra, repartir papeles, ensayos... No es un proceso costoso; antes al contrario. El un pequeño placer que requiere dedicación y sacrificio. El teatro se convierte, cuando te entregas a él, en tiempo para enfrentarse a tus miedos, para profundizar y empatizar, para mejorarte y superarte, para obtener lo mejor de ti mismo; tiempo que te ofrece la extraordinaria oportunidad de ser otro, de vivir otra vida.

Son muchos los momentos que dedico al teatro.

Momentos de sentido que conforman una identidad, una existencia.
Se abre un tiempo de silencio; un tiempo de reflexión.



Si el objetivo básico del instinto no es la terminación de la vida sino del dolor, paradójicamente, el conflicto entre a vida y la muerte se reduce más conforme la vida se aproxima más al estado de gratificación.

Hebert Marcuse