De la polémica Alphaville, que difícilmente incita a la indiferencia, me resulta especialmente interesante la mezcla de poesía y ciencia ficción. Cierto es que la película puede considerarse una amalgama de distopías, novela negra y romance salpicado todo ello de surrealismo y cohexionado gracias a la genialidad creativa de Godard.
Lucharé para que el fracaso sea posible.
Vivimos en el vacío de la metamorfosis
Pero el eco que resuena a lo largo del día
Ese eco más allá del tiempo, angustia o caricia,
¿Estaremos cerca de nuestra consciencia o lejos de ella?.
Somos la felicidad, y nos dirigimos hacia ella.
Para nuestra desgracia el mundo es realidad.
Y yo... para mi desgracia...
Yo soy yo mismo, Alpha 60.
Muchos aspectos interesantes presenta Alphaville, pero la densidad simbólica del surrealismo excede a todos los demás. Sólo ahí se vuelve lógico lo ilógico, ofreciendo una esperanza al futuro de una sociedad inconsciente y sumisa, la cual ha sido despojada de una humanidad de la que sólo queda una efímera huella en la poesía.
De todos modos, viajo hasta el final de la noche.