30/1/10

Portada de CATHEDRAL


Acaba de enviarme Jorge Ruiz, de Equipo Sirius, la portada de CATHEDRAL. Como veis, el momento de la publicación está ya demasiado cerca... Os dejo el enlace a los avances de Equipo Sirius, donde ya podéis encontrar una reseña: http://www.equiposirius.com/principal/#aval.

Esta semana colgaré la primera de las imágenes que ha realizado el extraordinario ilustrador Pablo Luque para este blog. Os aseguro que no os defraudará.



VIDE UT SILEAS; NOLI TIMERE
ET COR TUUM NE FORMIDET.
Isaías 7,4

3/1/10

Los fantasmas del pasado




Hace unos días, encontré, por casualidad, una foto de clase del curso 1990-1991. Cursaba por aquel entonces 3º de BUP en el colegio Séneca, que estaba ubicado en la calle Agustín Calvo. Era una empresa familiar que, si no recuerdo mal, abarcaba los niveles de EGB y BUP. Se dividía en dos edificios, dos chalets reformados y habilitados para la enseñanza, donde se distribuían la secretaría, las pequeñas aulas, el gimnasio (con espalderas, potro con arcos y anillas) y algún laboratorio. Ni que decir tiene, por extraño que parezca, que no existían por aquel entonces ni ordenadores ni mucho menos internet en las aulas. Y que todo el peso de la educación recaía directamente sobre la tiza de un profesorado, del que ahora, a tantos años de distancia, puedo decir sin temor que guardo un muy grato recuerdo.

La foto me conmovió, pues el tener ante mí aquellos rostros de una manera tan nítida me devolvió a una realidad ya perdida en las profundas nieblas del olvido. Según pasan los días, nombres, imágenes, situaciones continúan regresando. Aquella foto ha removido en mí la nostalgia de una época en la que apenas comenzábamos a vislumbrar todo un futuro que aún estaba por venir.

¿Qué habrá sido de tod@s aquell@s compañer@s con l@s que compartí tres años? ¿Que habrá sido de sus vidas? Y qué habrá sido de todos aquellos momentos que compartimos.

En aquel pequeño colegio (creo que con una sola clase por curso) me enfrenté a años decisivos. Allí focalicé una afición en una profesión. De ser un tenue lector, un embrión de escritor, pasé a ser, potencialmente, un profesional del Lenguaje y de la Literatura. Recuerdo que, en ese curso, decidí estudiar Filología Hispánica a pesar de los sabios consejos de mi profesor de Literatura (que entonces se separaba de la Lengua), don Celestino.

—Profesor, lo tengo decidido y voy a estudiar Filología Hispánica.
—Tú estás loco, Óscar. Hazme caso y estudia una ingeniería, métete a trabajar en un laboratorio ganando una pasta y dejas lo de la literatura para tus ratos libres.

No le hice caso, pero él tuvo la culpa. ¿Quién sino él nos espantó en una primera clase magistral con la ortografía y las lecturas? ¿Quién sino él impuso como lecturas obligatorias Crimen y Castigo, El extranjero, Opus nigrum, El señor de las moscas o La verdad sobre el caso Savolta? ¿Quién me mató de risa contándome la biografía de Cervantes? ¿Quién me enseñó a disfrutar por primera vez de La Celestina? ¿Quién me entusiasmó con aquellas clases en las que empezaba a descubrir la vida? Él, y con él, mis otros profesores y mis otras profesoras. Gracias a ell@s, (a Celestino, las hermanas que impartían Lengua e Historia, al extraordinario profesor de Educación Física, al imponente de Filosofía, al indulgente de Inglés, al de Mates,...) de ser un estudiante de EGB, que aprobaba para pasar de curso, me convertí en una persona que disfrutaba aprendiendo... Y eso es un vicio que no he podido corregir hasta el momento.

Esta foto del curso 1990-91 me ha devuelto una parte de mí que había traspapelado. Creo que mucho he perdido desde entonces; aunque también mucho creo haber ganado. Quid pro quo.

Aquella promoción fue la última de que obtuvo el título de Bachillerato en el colegio Séneca, pues cerró al finalizar el curso para, al cabo de un tiempo, acabar convirtiéndose en una residencia de ancianos. Sería una paradoja, que allí concluyese allí el ciclo de mis años.

P. S.: Cuelgo aquí la foto. Ojalá pueda encontrarla alguien que también la había traspapelado en su memoria y podamos recordar viejos tiempos, viejas historias, viejos nombres.


Stat rosa pristina in nomine, nomina nuda tenemus.
Umberto Eco, El nombre de la rosa.